- AstarotGuardián de los Cinco Anillos
- Cantidad de envíos : 273
Edad : 37
Localización : Detrás tuyo
Fecha de inscripción : 18/02/2009
Jade------
24/2/2010, 12:59
Hace Muchos Años...
El pequeño dragón abrió sus ojos cansadamente, su largo morro abriéndose en dos, con un extenso bostezo. Masticando el aire con una pensativa sonrisa, miró a su alrededor con curiosidad. El aire alrededor suyo brillaba con mil pequeñas notas de luz. Relucientes estrellas brillaban en el cielo, formando un diseño extraño e iridiscente.
Una cinta de oscuridad se metió entre las parpadeantes luces, y el pequeño dragón volvió sus ojos en esa dirección. Un par de resplandecientes ojos plateados aparecieron en medio de la cinta, mientras se convertía en otro, y mucho más grande, dragón, un dragón hecho de todo y de nada a la vez. El pequeño dragón supo inmediatamente que era el Dragón del Vacío, su hermano.
“Hola,” dijo el pequeño dragón. “¿Donde estoy?”
“Estás en Tengoku,” dijo cariñosamente Vacío. “Estás en los Cielos Divinos. Estás en tu hogar.”
“¿Quién soy?” Preguntó el dragón, parpadeando inocentemente.
“No estoy seguro,” dijo Vacío, ladeando su cabeza con curiosidad. “Debería estar seguro. No hay mucho que quede más allá de mi conocimiento. Naciste de los sueños de los humanos. Pareces un dragón... pero no lo eres. No un dragón de verdad, como mis otros hermanos y hermanas. Aunque quizás lo seas algún día.”
“¿Cual es mi nombre?” Preguntó el pequeño dragón.
“No te puedo decir eso,” se rió Vacío. “Solo tu lo sabes. ¿Por qué no me lo dices?”
El pequeño dragón apretó sus labios pensativamente. “Mi nombre es Jade, creo,” dijo. “Llámame Jade.” Mientras el dragón hablaba, su piel sin color se rizó, cogiendo el brillante color de una esmeralda pulida.
Vació rió levemente. “Ese es un buen nombre, pequeño Jade,” dijo asintiendo. “Tu nombre es una brillante luz que quema y disipa la oscuridad. Lo apruebo.”
Jade continuo mirando alrededor suyo con curiosidad. “¿Qué hago ahora?” Preguntó. “¿Donde voy ahora? Dices que aún no soy un verdadero dragón. ¿Cómo me convierto en uno?”
“Esa,” dijo Vacío con firmeza, “es una excelente pregunta. ¿Por qué no sigues durante algún tiempo? Quizás encontremos la respuesta juntos.”
“Lo haré,” dijo Jade asintiendo deseoso. El joven dragón se puso en pie tambaleándose, su serpentino cuerpo ondulando mientras encontraba su equilibrio.
Asintiendo con aprobación, Vacío se dio la vuelta y se alejó volando por los cielos, su sinuoso cuerpo rizándose a la luz de las estrellas. Jade le siguió como pudo, torpemente al principio, y luego más grácilmente al dominar rápidamente el arte de andar. Unos minutos más tarde, intentó elevarse en el aire. Su delgado cuerpo cogió el éter y, después de un momento en el que estaba seguro de que se iba a caer, se elevó en el cielo como una brillante cometa. Los dos dragones se movieron con rapidez a través del resplandeciente paisaje durante algún tiempo hasta que, finalmente, Vacío se detuvo. Su largo cuerpo se enroscó alrededor de un círculo en medio del aire. Su cabeza en forma de flecha apuntaba hacia el centro del círculo, mirándolo intensamente. Jade corrió a su lado, y vio con sorpresa que el círculo era una agujero – un agujero en el cielo. El dragón mayor estaba mirando por el agujero a algo que había más abajo. Jade también miró hacia abajo, sus ojos, de gemas, brillando.
Tengoku era verdaderamente maravilloso, pero el mundo que veía ahí abajo era mucho más maravilloso.
“¿Qué es?” Preguntó Jade.
“Se llama Rokugan,” dijo Vacío con una sonrisa. “Es el mundo de los humanos.”
“¿Los que me soñaron?” Preguntó Jade.
Vacío asintió.
“¿Qué tipo de criaturas son?” Preguntó Jade, mirando al lado de Vacío con profunda atención.
“Casi siempre buenos y honorables,” dijo Vacío, “pero siempre interesantes. Vengo aquí para mirarles. A veces, les ayudo.”
“Creo que me gustará también mirarles,” dijo Jade. “¿Puedo?”
“Por supuesto, pequeño Jade,” dijo Vacío con una risa. “Por supuesto.”
El pequeño dragón abrió sus ojos cansadamente, su largo morro abriéndose en dos, con un extenso bostezo. Masticando el aire con una pensativa sonrisa, miró a su alrededor con curiosidad. El aire alrededor suyo brillaba con mil pequeñas notas de luz. Relucientes estrellas brillaban en el cielo, formando un diseño extraño e iridiscente.
Una cinta de oscuridad se metió entre las parpadeantes luces, y el pequeño dragón volvió sus ojos en esa dirección. Un par de resplandecientes ojos plateados aparecieron en medio de la cinta, mientras se convertía en otro, y mucho más grande, dragón, un dragón hecho de todo y de nada a la vez. El pequeño dragón supo inmediatamente que era el Dragón del Vacío, su hermano.
“Hola,” dijo el pequeño dragón. “¿Donde estoy?”
“Estás en Tengoku,” dijo cariñosamente Vacío. “Estás en los Cielos Divinos. Estás en tu hogar.”
“¿Quién soy?” Preguntó el dragón, parpadeando inocentemente.
“No estoy seguro,” dijo Vacío, ladeando su cabeza con curiosidad. “Debería estar seguro. No hay mucho que quede más allá de mi conocimiento. Naciste de los sueños de los humanos. Pareces un dragón... pero no lo eres. No un dragón de verdad, como mis otros hermanos y hermanas. Aunque quizás lo seas algún día.”
“¿Cual es mi nombre?” Preguntó el pequeño dragón.
“No te puedo decir eso,” se rió Vacío. “Solo tu lo sabes. ¿Por qué no me lo dices?”
El pequeño dragón apretó sus labios pensativamente. “Mi nombre es Jade, creo,” dijo. “Llámame Jade.” Mientras el dragón hablaba, su piel sin color se rizó, cogiendo el brillante color de una esmeralda pulida.
Vació rió levemente. “Ese es un buen nombre, pequeño Jade,” dijo asintiendo. “Tu nombre es una brillante luz que quema y disipa la oscuridad. Lo apruebo.”
Jade continuo mirando alrededor suyo con curiosidad. “¿Qué hago ahora?” Preguntó. “¿Donde voy ahora? Dices que aún no soy un verdadero dragón. ¿Cómo me convierto en uno?”
“Esa,” dijo Vacío con firmeza, “es una excelente pregunta. ¿Por qué no sigues durante algún tiempo? Quizás encontremos la respuesta juntos.”
“Lo haré,” dijo Jade asintiendo deseoso. El joven dragón se puso en pie tambaleándose, su serpentino cuerpo ondulando mientras encontraba su equilibrio.
Asintiendo con aprobación, Vacío se dio la vuelta y se alejó volando por los cielos, su sinuoso cuerpo rizándose a la luz de las estrellas. Jade le siguió como pudo, torpemente al principio, y luego más grácilmente al dominar rápidamente el arte de andar. Unos minutos más tarde, intentó elevarse en el aire. Su delgado cuerpo cogió el éter y, después de un momento en el que estaba seguro de que se iba a caer, se elevó en el cielo como una brillante cometa. Los dos dragones se movieron con rapidez a través del resplandeciente paisaje durante algún tiempo hasta que, finalmente, Vacío se detuvo. Su largo cuerpo se enroscó alrededor de un círculo en medio del aire. Su cabeza en forma de flecha apuntaba hacia el centro del círculo, mirándolo intensamente. Jade corrió a su lado, y vio con sorpresa que el círculo era una agujero – un agujero en el cielo. El dragón mayor estaba mirando por el agujero a algo que había más abajo. Jade también miró hacia abajo, sus ojos, de gemas, brillando.
Tengoku era verdaderamente maravilloso, pero el mundo que veía ahí abajo era mucho más maravilloso.
“¿Qué es?” Preguntó Jade.
“Se llama Rokugan,” dijo Vacío con una sonrisa. “Es el mundo de los humanos.”
“¿Los que me soñaron?” Preguntó Jade.
Vacío asintió.
“¿Qué tipo de criaturas son?” Preguntó Jade, mirando al lado de Vacío con profunda atención.
“Casi siempre buenos y honorables,” dijo Vacío, “pero siempre interesantes. Vengo aquí para mirarles. A veces, les ayudo.”
“Creo que me gustará también mirarles,” dijo Jade. “¿Puedo?”
“Por supuesto, pequeño Jade,” dijo Vacío con una risa. “Por supuesto.”
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.