Dioses y cultos conocidos

Davarion (Dios de la luz, el luminoso, el lucero):
Símbolo: Una espada runica con la cruz en forma de "sol naciente".
Es el patrón del imperio donde se le rinde culto fervientemente. Los ambitos que domina son principalmente el de la luz, el dia, la esperanza, y la supremacia de los ideales de los hombres. A menudo se le ligan dogmas como la justicia, la bondad y la ayuda a aquellos que más la necesitan. Apoya el castigo a aquellos que emplean las malas artes para perjudicar inexorablemente y obtener beneficio personal, y la máxima de que todos tenemos algo que aportar en las diferentes facetas de la vida mortal. Es por ello que goza de un amplio número de seguidores que con sus enseñanzas se esfuerzan por demostrar su valía.Se le suele comparar con su opuesto en cuanto a enseñanzas y al contraste de lo que representan, y es por ello que se dice que mantienen una guerra celestial y cuando ambos sangran obsequian por la gloria de Davarion a los humanos con su sangre. Al metal de estos extraños meteoritos se les conoce como Acero Davario.
Su culto es el más extendido en los territorios del sur, sobre todo en las tierras del imperio. Su supremacia permite la existencia de los antiguos dioses, y la existencia de campeones por su causa hace que las gentes se sientan seguras con sus enseñanzas.


Dal'Gadash (Dios de la Oscuridad, el oscuro, la penumbra):
Símbolo: Dos esferas negruzcas cruzadas.
Odiado por la gente del imperio es el opuesto de su "gemelo" Davarion. Se le achacan los dominios de la oscuridad, el pesar, el sufrimiento, y la verdad sobre la naturaleza de los mortales (Según sus seguidores). Sus enseñanzas al contrario que las de Davarion no hablan de justicia, ni de bondad, sino del pesar y sufrimiento que cohexisten con la vida cada día, y que la verdad de todos los seres es protegerse y proteger a los suyos asumiendo estos preceptos. Sus seguidores hacen hincapíe en el hecho de que cuanto más se avanza más se pierde, pero es la verdad de toda existencia, y asumirlo hace al caminante más fuerte y capaz de soportar la oscuridad que reina en los corazones. Creen en la justicia personal, y en el dicho del ojo por ojo, diente por diente.
Pese a que su culto no esta demasiado extendido por el imperio, existen grupos y personas solitarias que comparten sus creencias y aunque en secreto le rinden culto. En especial llama a la atencion que los elfos de Radash al norte (O como se hacen llamar desde hace siglos que acogieron su palabra, elfos de la noche, o nocturnos) son un ejemplo de amplio número de seguidores, y es por ello que en el imperio no suelen ser bien recibidos.

Dahasha (Madre Tierra, Señora de las montañas):
Símbolo: Un árbol marcado con unas garras.
Ámbitos: Tierra, montañas, bosques, animales, agricultura, creación y artesanía.

Su origen Khaleno la hace ser una de las deidades más antiguas del continente.
Es la patrona de la tierra, y todo cuanto abarca, desde montañas, bosques y desiertos, a las herramientas, construcciones y obras de artesanía que se crean con los materiales existentes bajo su dominio.

Por eso se la reza para que las cosechas crezcan sin contratiempos, y para que la vida que ella da, que es tanto la flora como la fauna perdure por siempre.

Algunos de sus seguidores buscan preservar el orden que algún día tiempo atrás, deteniendo la caza exhaustiva, bloqueando la tala excesiva e incluso ayudando a regenerar el terreno arrasado. Por eso los druidas y guardabosques suelen tenerla bien presente.

Su culto se extendió desde los Khalenos hacia las ciudades libres, y las regiones del norte. Incluso los Tyreos la veneran. Un culto conocido como los Guardianes de Dahasa vaga por las tierras Khalenas, y tierras libres, velando por ese orden.

Thoresh (Dios de la Guerra):

Simbolo: Un hacha de doble filo cruzada con una espada de dos puños con un escudo redondo de fondo.
Ámbitos: Guerra, batallas, desafíos, enfrentamiento, conflicto.

El patrón que tuvo su nombre Khaleno y fue rebautizado por los Tyreos cuando trajeron sus propios dioses, hace ya mucho cuando llegaron. A él se le reza por la gloria y el honor de la batalla. Para pedirle que vele por los caídos en la guerra y para que de fuerzas a aquellos que en algún momento de su vida tengan que enfrentarse a alguien con el acero en sus manos.

Muchos de los combatientes que lo tienen presente, le agradecen una buena batalla, o un buen oponene, otros simplemente se encomiendan a él para que se decante por su victoria, y en las largas campañas es usado como estandarte para ayudar a todo un pueblo a derrotar a su enemigo. Sus enseñanzan más extendidas exigen el cuidado del acero, como si de una extensión del mismo cuerpo se tratara, del respeto al adversario, del empleo de cualquier herramienta al alcance para obtener la victoria.

Algunos de los credos más antiguos le achacan el poder de decidir al victorioso y al derrotado en los conflictos, recordando que aun teniendo las herramientas adecuadas para la victoria, Thoresh puede inclinar la balanza a quien comprenda y siga sus enseñanzas.

Es bastante popular a lo largo del continente, e incluso las casas más antiguas y ancladas en los viejos dioses aún lo veneran para reforzar su espíritu antes de la guerra.

La batalla hace al guerrero valiente, la guerra lo convierte en astuto, la emboscada denota preparación y el duelo es el único camino que no conoce derrota sin importar el resultado.

Nyreth (Dios de los muertos, de los antepasados. El Ancestro):

Símbolo: Una estela con una espiral que la recorre y una calavera central.
Ámbitos: Muerte, historia, antepasados, incertidumbre,  justicia.

Deidad existente en múltiples culturas con diferentes nombres, tuvo mayor fuerza en la sociedad Khalena. Respetada y temida, se la venera por diversos motivos: para honrar a la muerte, por miedo a la misma, como herramienta de justicia o simplemente como recordatorio suficiente para no cometer errores del pasado.

Al dios de los muertos se le achacan el cuidado de aquellas almas que abandonan el reino mortal, y vela por que encuentren su camino en "el más allá" como único guía. Vela por los antepasados de las familias, y lucha contra aquellos que buscan la ruina y la deshonra de los muertos.

Sus seguidores suelen perseguir a los saqueadores de tumbas, y a aquellos que imparten falsa justicia en su nombre. Dan consuelo a las familias que han perdido a alguien recientemente.

Los Khalenos la veneran fervientemente recordando a aquellos que lucharon en sus tierras y mar de sangre, e incluso en Nilhen y en los reinos del norte tiene una importancia más allá de lo que su discreto culto indica. Sus seguidores suelen ser gente que añora los tiempos de sus antepasados, gente que los venera, o simplemente respeta a los caídos por lo que hicieron en vida.

Layala (Diosa de la familia, la Madres de los hombres):

Símbolo: La figura de una mujer embarazada. Normalmente solo su silueta.
Ámbitos: Familia, fertilidad, crecimiento, luna, protección, enseñanza.

Antigua, pero a la vez cercana en el tiempo. Los Khalenos la rezan ya que su origen nace de una antigua reina que llevo a su gente prosperidad y protección, la cual, tras su muerte, fue venerada, y con el tiempo adorada como una diosa.

A ella se la reza para proteger a los más queridos y cercanos, para que los hijos crezcan fuertes y para mantener la unidad en las familias. Además, los más fervorosos ven en ella a una completa madre, mentora y guardiana y en su nombre existen múltiples instituciones, escuelas o universidades en las ciudades libres y en tierras de Nilhen.

Es un culto bastante extendido a lo largo del continente, ya que las leyendas de Layala y sus "enseñanzas" calaron hondo durante su reinado. Hasta las culturas más alejadas, se aferran a ella como el símbolo de todas las madres, dadoras de vida.

Aquellos que se hacen llamar los hijos o hijas de Layala (Sus sacerdotes) son considerados por los más creyentes como los padres y madres de aquellos que tienen fe. En el imperio, algunas cabezas religiosas consideran a Layala como una seguidora santa de la fe de Davarion, precursora a su llegada manteniendo su nombre en muchas escuelas y hospitales.

Aidalar (Dios del cielo, el tempestuoso, la tormenta):

Símbolo: Un copo de nieve atravesado por un relámpago y un sol de fondo.
Ámbitos: Clima, tormenta, viento, invierno, relámpagos, cielo, destrucción

Una deidad más temida que venerada, sobre todo por lo distante que parece el cielo y el peligro y las maravillas que esconde.

Aquellos que lo veneran aseguran que para encontrar el camino de cada uno se ha de buscar el viento adecuado y jamás ofender al tempestuoso. El viaje, el dinamismo, la curiosidad, la pasión, y dejarse llevar por el instinto y la naturaleza de cada uno es algo más que común en aquellos que veneran a Aidalar, y buscan el sentimiento de máxima libertad siguiendo su instinto y los vientos que soplen, superando las pruebas a las que Aidalar les somete en su viaje.

Según quienes han recorrido el camino, aquellos que consiguen ser libres de lo rígido, lo establecido y ser completamente fieles a sus instintos y pasiones se consideran tocados por la tormenta, y creen haber alcanzado la verdad de su vida.

Su importancia para quienes lo siguen es mayor ya que él decide cuanto duran las estaciones, sacude veranos, traslada inviernos que se pueden prolongar más de lo debido o durar un suspiro.
Su culto, es bastante poco frecuente, ya que la mayoría de los rezos van orientados a que Aidalar no descargue su furia sobre ellos o a exaltar el mayor exponente de libertad, sin ataduras de ningún tipo.

Su culto se extiende por todo el continente. Sobre todo por territorio Khaleno, y en las ciudades libres, pero la mayoría de los verdaderos seguidores son errantes, directos, apasionados, impulsivos e impredecibles como el espíritu vivo de Aidalar.

Earesh(Diosa de las profundidades, del Mar.):

Simbolo: Un remolino de agua.
Ámbitos: Mares, océanos, profundidades, cavernas, monstruos, horrores.

La mar, o diosa de las profundidades, cuyo origen proviene de los Darennos, un pueblo marino que termino estableciéndose cerca del continente. Eran quienes creían que aquel mar que les rodeaban les protegía de los horrores del mundo, y lo llamaron Eareshs.

Sus seguidores aseguran que en la mar ningún hombre es mayor que otro, ya que todos mueren ahogados. Aquellos que han sobrevivido al menos una vez castigo de la diosa, bien en forma de naufragio, ahogamiento o a cualquier fuerza marina, son considerados supervivientes con el  favor de Earesh.

Se la teme y venera, y los pescadores y corsarios la piden calma para sus labores, y muchos recelan de los misterios que viven en las profundidades temiendo que el día menos pensado libere a aquellos que han ahogado de su frio manto de agua.  Existen cuentos y leyendas que mencionan espíritus ahogados que en la noche emergen para arrastrar a sus conocidos al seno de la diosa como tributo cuando no se la aplaca para la supervivencia de la mayoría.

En sociedades situadas en el interior de continente y montañosas también es frecuente oír hablar de la diosa, simas y cavernas profundad se dice que son sus oídos, y que los túneles que llevan a la profundidad de la tierra acaban en ella y han sido durante generaciones el origen de cuentos e historias para no dormir en la que se hablaba de los horrores surgidos de las profundidades por no servir el debido respeto.

Adorada a lo largo de todo el continente, es en el mar y los océanos donde es indiscutible, incluso en las costas más recónditas. Según muchas canciones populares, para un Ritziano, su amante, para un Darenno su guardiana, para un Tyreo  su guía y  para aquellos suficientemente valientes de olvidar cubrir sus caprichos, la perdición.

Virthelen (Dios de los secretos, las intrigas, y el fuego):

Símbolo: Unas llamas con dos ojos marcados en su interior.
Ámbitos: Fuego, secretos, Conocimiento, Misterios, Artes olvidadas, Legado.

Venerado principalmente por Nilheneses, los cuales lo consideran su patrón y quien les ha enseñado todo a los primeros de los suyos. Le bautizaron de un antiguo dios Khaleno, cuyo culto se remontaba más atrás de los primeros hombres

El Señor de los fuegos, como también se le conoce es el guardián de los secretos, conocimiento y verdades ocultas. De manera similar a una llama, la cual baila frente a los ojos de los hombres, y aquellos que ven más allá del hipnótico movimiento, o de las falsas verdades, son merecedores de conocer y guardar los secretos de su patrón.

Es una virtud que sus seguidores usan como pretexto para dar su confianza, y los devotos de Virthelen suelen ser cultos, y maestros en las verdades y las mentiras. Creen que la fuerza de los hombres está en la magnitud de los secretos que guarda, y conocer los mismos de un enemigo es mejor victoria que la lograda tras una batalla.

Es también adorado como un dios misterioso, un oráculo que otorga visión a los más fieles trasladando conocimiento del ayer, el hoy, o el mañana pues es el único camino existente para conocer las verdades perdidas y olvidadas. El conocimiento como arma, muchos de sus seguidores actúan a su vez como historiadores, arqueólogos, cuenta historias errantes con el único fin de empaparse y desentrañar la verdad del mundo que perciben.

Su culto está centrado sobre todo en Nilhen, donde se les enseña los preceptos más básicos, aunque muchos han simpatizado con sus enseñanzas y se extienden a lo largo del continente. Los imperiales recelan de aquellos que siguen a Virthelen, creyendo que lo que ocultan es mucho peor que la verdad que dicen descubrir.